
Ante este escenario fenoménico lleno de caos y contradicciones humanas y sociales en el cual existe una desarticulación entre el universo, el mundo, la materia, el hombre se encuentra lejos para alcanzar la felicidad, cuando esta está tan cerca y que está presente y que por su miopía no puede verla o mejor dicho sentirla como esencia de su propio ser, porque puede más el sufrimiento y el placer como actos externos que favorecen más el pensamiento utilitarista y pragmático que la consciencia espiritual la cual debe de trascender para ser felices.
El presente ensayo recupera la relación que guarda la educación holista como pedagogía del amor universal y su relación con una serie de aspectos importantes que favorecen la esencia de la integridad humana, rescatando por poner un ejemplo; la importancia de visualizar la realidad como parte del todo, y el todo como parte, es decir dentro de esta perspectiva interconectar aspectos de la inteligencia espiritual como los estados del conocimiento, el ser interior relacionado con la conciencia y la felicidad, la importancia de la observación y la atención, la relación del Ser con el Tener. Todo este saber ser como común denominador de la práctica educativa ya que en ella se puede manifestarse la importancia de las comunidades de aprendizaje, la integridad educativa, el perfil de un docente holista, los estilos d aprendizaje y la transdisciplinariedad como una nueva forma de conocimiento.