Las reformas educativas de
América Latina en el siglo XXI se debaten entre el desgaste, la indiferencia y
el no saber cómo profundizar sus logros más positivos. O las esperanzas que
cualquier padre de familia ánima, tratando de ver a sus hijos convertidos en
ciudadanos educados y profesionales exitosos, se asemeja mucho al sueño de
varios países por construir distintos núcleos generadores de talentos.
El capital educativo impulsa el
crecimiento económico. Las políticas educativas llegaron a transformarse en los
aceleradores de cambio, además de ser un área de intervención muy proclive a
reaccionar favorablemente a los cambios tecnológicos del siglo XXI, pues el uso
intensivo de recursos informáticos vía Internet, facilita una serie de procesos
de aprendizaje, optimizando las aptitudes de estudiantes y maestros.
La educación es un baluarte
estratégico en las estructuras culturales donde los productos educativos mostrarán
resultados concretos.
El problema central radica en que
diferentes gobiernos consideran a la educación como un patrimonio subordinado a
otros objetivos políticos, sin embargo, en una época de revoluciones
tecnológicas y sistemas globales de información, el capital educativo es un
recurso para articular expectativas, diseñar planes de futuro, atenuar
conflictos explosivos y colocar las bases que viabilicen el cambio progresivo
en las instituciones y algunos procesos sociales.
Las reformas educativas del siglo
XXI en América Latina deben identificar a los maestros como gestores de
talentos, capaces de amalgamar la tecnología de Internet en las aulas, la
tolerancia ideológico-teórica y el estímulo de una conciencia de
autolimitaciones para explotar lo mejor de los estudiantes, pero transmitiendo
un sentido de humildad y mesura en sus comportamientos, experiencias y ánimos
creativos para mirar el futuro.
Un modelo de gestión de talentos
requiere clarificar, urgentemente, cuatro escenarios de implementación:
1) La
modificación de los contenidos mínimos en el currículo vigente.
2) El
rediseño organizacional de los Servicios de Educación.
3) La
articulación de consensos entre los Ministerios de Educación, sindicatos de
maestros y estructuras institucionales descentralizadas.
4) La
construcción de un nuevo paradigma educativo, tomando en cuenta los siguientes
ejes de reflexión:
·
Una teoría educativa que no privilegie solamente
la ciencia positivista, la racionalidad, objetividad y la búsqueda de una
verdad única.
·
El nuevo modelo pedagógico tiene que aceptar el
uso de categorías interpretativas por parte de los docentes.
·
La teoría educativa del nuevo modelo pedagógico
debe ser una construcción colectiva.
·
La nueva teoría educativa debe identificar
cuáles son los aspectos del orden social y político en América Latina.
Las reformas educativas necesitan
la ejecución de un proceso de mejora continua (que no tiene fin) que satisface
las necesidades y expectativas razonables de una sociedad.
Bajo esta consideración, el concepto de educación cambia, pues ya no se
habla de una educación tradicional orientada hacia la transmisión memorística
de conocimientos, sin importar que éstos sean empleados productivamente; más
bien se trata de que la transmisión de conocimientos sea aprovechada para crear,
innovar, inventar, modificar el comportamiento humano hacia tolerancia,
colaboración e inspiración permanente.
La calidad educativa, bajo el
concepto de calidad total o mejoramiento continuo, debe apuntar a una
transformación en dos niveles: a) a nivel individual, por medio de un cambio de
actitud que permita la autovaloración, capacidad de decisión y
autoconocimiento; b) a nivel grupal, a través de un cambio de actitud
propositivo respecto de la convivencia grupal, solidaridad, cooperación y
conservación del medio ambiente. La solidez de estos aspectos se traduce en
competitividad y excelencia, necesarios para lograr desarrollo económico y
bienestar social.
El alcance de una educación con
excelencia será la visión que rondará el empleo de una gestión con calidad en
todo el proceso de transformación que requiere un país. En el ámbito mundial,
existen tres grandes tipos de estándares educativos que guardan estrecha
relación entre sí:
1) Estándares
de contenido o curriculares.
2) Estándares
de desempeño.
3) Estándares
de oportunidad para aprender o transferencia escolar.
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