Distintos estudios e investigaciones vinculan el ejercicio efectivo de la dirección escolar con la existencia de un proyecto que permita analizar el grado de consecución de lo pretendido en él y, como consecuencia, tener una buena base diagnóstica para establecer las mejoras oportunas de cara al futuro. Este proyecto ha de estar fundamentado en un buen conocimiento de la realidad, es decir, en la identificación de las necesidades y expectativas de los distintos miembros de la comunidad
educativa y en la determinación de las prioridades a las que habrá que atender para mejorar esa realidad.
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